EL PAPEL DE LA DC EN EL GOLPE DE ESTADO. DESBARATANDO A LOS “DEMOCRÁTICOS”.

Sin título
En todas las etapas del desarrollo del Gobierno de la Unidad Popular, incluyendo el Paro Patronal (Octubre 1972). La Democracia Cristiana, por sus mejores vínculos con el imperialismo, su organización como partido de masas y su mayor poder especifico en todos los planos, es el partido que impuso a toda la burguesía su estrategia para derrocar al Gobierno Popular.
Desde el “Estatuto de Garantias Constitucionales” con que se condicionó el reconocimiento al presidente electo Salvador Allende en 1970 hasta el Golpe Militar de septiembre de 1973, fue el Partido Demócrata Cristiano el guaripola político de la burguesía, imponiéndose a los corcoveos del Partido Nacional o de Patria y Libertad.
La DC impuso al conjunto opositor a la UP, la madurez estratégica que le aporta el imperialismo, habituado a manejar a control remoto situaciones en extremo complejas. En efecto, fue la DC la que impuso al PN y otros partidos burgueses menores la táctica de enfrentar una “vía chilena” al socialismo, basada en el apego y respeto real a las normas legales, con una “vía chilena” a la restauración capitalista que, sin desdeñar las formas ilegales y armadas de lucha, la somete a la utilización intensiva y extensiva de los recursos legales. Al gobierno de la UP, no le quedó más remedio que buscar los “resquicios” legales para tratar de avanzar hacia los objetivos señalados en su programa. Fue una tarea relativamente sencilla para la burguesía ir taponando una tras otro esos “resquicios” hasta convertir la legalidad en una pared lisa en que empiezan a resbalar todas las iniciativas de la UP.
Los desplazamientos opositores, conducidos por la DC, apuntaron a un objetivo central, poner al gobierno fuera de la ley. O sea, construir el supremo argumento que permita utilizar una ultima ratio: la intervención de las fuerzas armadas.
La clase obrera y el campesinado, sometidos a grados importantes de confusión por la carencia de una dirección revolucionaria coherente, capaz de infundir una verdadera conciencia acerca de la oportunidad de la hazaña histórica a la que tuvieron derecho en Chile, hicieron , sin embargo, lo imposible por desbaratar la estrategia enemiga. En marzo de 1973 por ejemplo, dehicieron como pompa de jabón el sueño reaccionario de obtener los dos tercios del Parlamento, con lo cual le habría resultado fácil y limpio destituir constitucionalmente a Allende de la presidencia.
El camino del revanchismo tuvo que volver a su cauce principal: estrechar nuevamente al gobierno usando otras instituciones del Estado. El Congreso, los Tribunales y la Contraloría son utilizados como poleas de transmisión con la “oposición desde la base”. Un caso típico es el conflicto en el mineral de cobre El Teniente, que en la superestructura institucional manejada por la derecha repercute en la destitución de los Ministros del trabajo, y de minería.
La DC hace sentir el peso de su mano al resto de la oposición, por ejemplo, cuando se niega a votar la acusación presentada por el PN contra el ministro de Economía porque, en cierta forma, afectaba a las FFAA, ya que implicaba al Secretario Nacional de Distribución, general Alberto Bachelet. Pero al mismo tiempo,  anunciaba que destituiría al mismo ministro y al que lo reemplace, por mantener la vigencia de las Juntas de Abastecimiento y Precios (JAP), que es una de las formas de organizaciones ideadas por el pueblo para luchar por una justa distribución de alimentos.
Mientras las presidencias del Senado y de la Cámara de Diputados pasaban a manos del jefe tácito de la oposición, Eduardo Frei, y de un audaz parlamentario ligado a los sectores fascistas, Luis Pareto, la contraloría General de la República, a su vez, redoblaba sus dictámenes ordenando devolver industrias requisadas o intervenidas, tratando por todos los medios de probar que el gobierno se desplazaba en la mas absoluta ilegalidad.
El Partido Democrata Cristiano, formalmente proclamó que “repudia toda solución que implique la búsqueda de salidas políticas al margen de la Constitución y de la ley” (voto político de la Junta Nacional, “La Prensa”, 15 de mayo 1973).
Casi un mes antes de producido el Golpe, la Democracia Cristiana se avocará a buscar un desarme preventivo de las poblaciones, campos y Fábricas, que estaban en manos de los trabajadores, consensuando con el Gobierno, la Ley de Control de Armas, que permitirá el allanamiento por parte de las FFAA a estos lugares, provocando un numero importante de muertos y heridos.
Es así como producido el fatídico Golpe Civico-Militar de septiembre de 1973, la Democracia Cristiana lo apoya y saca una declaración justificando este golpe. “Las Fuerzas Armadas -estamos convencidos- no actuaron por ambición. Más aún, se resistieron largamente a hacerlo. Su fracaso ahora sería el fracaso del país y nos precipitaría en un callejón sin salida. Por eso los chilenos, en su inmensa mayoría, más allá de toda consideración partidista, quieren ayudar porque creen que ésta es la condición para que se restablezca la paz y la libertad en Chile. Cuanto más pronto se destierre el odio; y se recupere económicamente el país, más rápida será la salida.”.